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Las vueltas de la vida

Las proyecciones hablan de un rebote del súper ciclo que se anticiparía y, si eso ocurre, tratemos dentro de nuestras humanas posibilidades de mantener el norte y controlar los costos, para que la próxima vuelta de la vida nos pille mejor parados.

Estas últimas semanas estuvieron marcadas por un fuerte repunte del precio del cobre que, después de haber pasado prácticamente todo el año en torno a US$2,10/libra, se instaló por sobre los US$2,60 en cosa de días. Esta situación ha cambiado el estado anímico del mercado y hoy no son pocos, incluyendo prestigios analistas y bancos de inversiones, los que avizoran una recuperación paulatina, pero cierta del precio, para los próximos meses.

Es razonable pensar que el déficit en el mercado, anunciado para 2020, podría adelantarse y empujar el precio más rápido de lo esperado. Y si bien soy de los que comparte este análisis, debo reconocer que este repunte me genera preocupación, sobre nuestra capacidad de mantener el norte.

¿Alguno recuerda cuando el precio llegó a 64 centavos/libra en enero de 2002? Parecía el fin del mundo…como esas escenas de las películas cuando los pocos sobrevivientes de una catástrofe se abrazan y esperan lo peor. En esos años, el C1 promedio de la industria estaba cerca de 50 centavos/libra, y los analistas debatían respecto a la baja estructural de la curva de costo, anticipando algunos que el precio del cobre no volvería a subir por arriba de US$1. Los más optimistas decían que podría llegar a US$1,20 cuando se recuperara… Nuestra industria vivía de márgenes estrechos, logrados con mucho rigor y trabajo.

Pero la estrechez pasó y a partir de abril de 2003 el precio inició un rally alcista que lo llevó a valores que ninguno podía imaginar meses antes. Entre 2005 y 2007 el promedio anual del valor de la libra de cobre subió año tras año: 167 centavos en 2005, 305 en 2006 y 323 en 2007. Y nos volvimos locos.

El efecto minero de un alza de precio es simple: crecieron las minas, porque la ley de corte bajó brutalmente y grandes volúmenes de mineral que no eran económicamente explotables pasaron a ser minables y rentables. Tantos años de penurias y contención de costos se nos olvidaron en un tras. ¿Quién no se vio contratando sondajes DDH por US$250 el metro, o pagando más de US$180 por tonelada de ácido? Nuevamente las prioridades habían cambiado… Había que producir más, no importaba a qué precio.

Pero en octubre de 2008 los precios de los commodities se desplomaron, arrastrados por la crisis subprime y, como antes, había que volver a lo básico: austeridad y control de costos. Afortunadamente, esa crisis fue momentánea y el rally siguió adelante hasta llegar a un precio récord de 460 centavos por libra en julio de 2011. Después de eso, lo más reciente, dos últimos años de contracción de precios y de grandes esfuerzos por reducir los costos.

Toda esta perorata que les estoy dando no tiene otro fin que recordar lo obvio: esta industria, como la vida misma, es cíclica. La situación de bajos precios que vivimos a principio de 2016 no es la primera, ni desgraciadamente la última. Es parte del negocio.

Hoy el mercado empieza a dar señales, tímidas por cierto, pero alentadoras. Las proyecciones hablan de un rebote del súper ciclo que se anticiparía y, si eso ocurre, tratemos dentro de nuestras humanas posibilidades de mantener el norte y controlar los costos, para que la próxima vuelta de la vida nos pille mejor parados.