(ADNSUR) En 2018 el sector minero fue uno de los que más sintió los cambios en la economía, con la reinstauración de los derechos de exportación, pero manteniendo su importancia como cuarto complejo exportador argentino y con un destacable potencial para desarrollar sustentablemente en todo el país.

La Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) informa que se generó un aumento de las exportaciones en la primera parte del año que hacia el final viró ligeramente a la baja. Sumado a que los precios de los commodities, que habían repuntado a principios de 2018, comenzaron a realizar ciertas correcciones. En este contexto, la industria cerró el año con un estimado de U$S 3.900 millones de exportaciones.

Los datos, publicados por Clarín, se completan con la información que asegura que el litio ha sido el sector que más avanzó en el país. Argentina se posiciona como el tercer productor mundial, con dos proyectos en operación (Salar de Olaroz y Salar del Hombre Muerto) que producen 30.000 toneladas de LCE (carbonato de litio equivalente), lo que representa 16% de la producción mundial. A ellos se suman dos proyectos de ampliación de explotación y otros tres emprendimientos en exploración avanzada y construcción.

Solamente considerando los dos proyectos en operación y los seis proyectos más avanzados (y que probablemente comiencen a producir en los próximos años), Argentina casi quintuplicaría su capacidad a 2021 hasta alcanzar las 190.000 toneladas de litio equivalente. No obstante, la capacidad podría multiplicarse por siete en caso de que entren en operación diferentes proyectos que están en su etapa de exploración avanzada.

En cuanto a la minería no metalífera, vivió en 2018 un comienzo auspicioso con los avances de la obra pública, pero con un cierre de año que acompañó la situación económica nacional y el descenso en el ritmo de la obra pública. Recordemos que la extracción de rocas de aplicación y otros minerales no metalíferos generan en el país más de 13.000 empleos, distribuidos en 689 empresas registradas, con fuerte predominio de pymes.

Lo que debe destacarse es que, a pesar de haber atravesado una etapa complicada, el sector minero en su conjunto sigue dando sustento a más de 81.000 trabajadores, considerando tanto empleo directo como indirecto, a través de contratistas, puestos en las industrias de base minera (cemento, cal y yeso) y aquellos generados por las empresas exploradoras y constructoras.

“No ha sido un año fácil para la Argentina ni para el sector. Pero desde la industria, queremos redoblar nuestro compromiso de apoyar la construcción de un país mejor. Estamos genuinamente convencidos de que la minería puede generar un aporte importante en este momento crítico, desde lo macroeconómico, pero por sobre todo, desde el punto de vista de la transformación de los territorios que más lo necesitan”, expresa Marcelo Álvarez, vicepresidente 1º de CAEM.

Pensar la minería “hacia adentro”

Al pensarse en la contribución de la minería inmediatamente se la relaciona con las exportaciones, sobre todo dado que la actividad es el cuarto complejo exportador del país. Sin embargo, una mirada más profunda revela su fundamental aporte a la economía, como potenciadora de la cadena de valor pyme y de las economías regionales.

Según explica Javier Cao, analista especializado en energía, minería e infraestructura de la consultora Abeceb, “el aporte de la actividad minera al desarrollo económico de la Argentina debe analizarse desde un enfoque multidimensional, que considere tanto el plano macroeconómico como los impactos en la microeconomía, así como su articulación con el resto del entramado productivo local”.

Esta visión en profundidad permite entender que de las 850 empresas mineras que operan en Argentina, más del 90% son pymes y concentran alrededor del 40% del empleo del sector. En tanto que el 60% del empleo restante se halla en la nómina de grandes empresas de más de 100 empleados.

Entendiendo la importancia de las pymes para el crecimiento del país, CAEM trabajó junto al Ministerio de Producción para generar líneas de crédito con condiciones preferenciales y se actualizó la categorización de las empresas mineras, permitiendo que más compañías puedan ser consideradas “pyme” y accedan recursos que propicien la producción. El objetivo de estas herramientas financieras es apoyar tanto a compañías productoras, como a empresas de servicios y proveedores.

Los proyectos mineros constituyen el núcleo de un entramado de proveedores y actividades vinculadas. Entre ellas, la cadena de proveedores locales de bienes y servicios, empresas constructoras de obras civiles y sus subcontratistas. Asimismo, las actividades de exploración suelen ser realizadas por pymes especializadas. Por eso, desde la exploración, la construcción y la producción, las empresas articulan una red, en cuyo núcleo se hallan los proyectos mineros. A esto debe sumarse el hecho de que 80% de las compras de las compañías mineras se realizan a proveedores locales.

Economías regionales

Para comprender el impacto de la industria minera en las economías regionales, puede evaluarse el caso de Santa Cruz, principal provincia minera en términos de exportaciones desde 2015, con un 36% de participación. Aquí la minería es uno de los grandes pilares del empleo provincial, con casi el 20% del total de los puestos registrados del sector privado y con una escala de remuneraciones mayor a la de otras industrias. El salario minero es 1,7 veces mayor al del promedio de otros sectores y es por eso que representa el 22% de la masa salarial de la provincia.

Y según un informe recientemente publicado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) la minería explica el 80 % de las de las exportaciones de la provincia de Catamarca, el 74% de las de San Juan y el 71% de las de Santa Cruz.

Potencial para el crecimiento

De cara a los próximos años, Argentina tiene un excelente potencial, dado que cuenta con importantes recursos mineros, siendo a nivel mundial el primer país con mayores reservas de litio, sexto en plata y décimo en oro. Y como dato positivo, según el Ministerio de Producción, en los últimos tres años la exploración minera repuntó en el país, duplicando durante 2018 las cifras de 2015.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los procesos productivos mineros poseen sus particularidades y sus tiempos, dado que los proyectos de inversión están caracterizados por su alto riesgo económico, los grandes volúmenes involucrados y los prolongados plazos de recupero del capital hundido.

En términos reales, se espera que la industria minera sea uno de los sectores de mayor crecimiento en los años venideros. La Argentina se enmarca en este proceso de desarrollo, no exento de dificultades y con menor celeridad que la necesaria, pero con el reto de ganar cada vez más participación en el flujo de inversiones hacia la región. En este camino, a medida que vayan ingresando los nuevos proyectos, su contribución la economía argentina será creciente.